Todo comenzó en los anos 60 con la computadora de gran tamaño, llamado ordenador central o mainframe. Consistía en un centro de cómputo parecido a un templo en el que pocos tenían acceso, sumergido entre kilómetros de cables y ductos de aire acondicionado, trabajaba con los datos de las empresas gigantes o en universidades que podían darse el lujo de obtenerlo.
Desde un principio se vio que para responder a las necesidades de los usuarios, estos debían poder comunicarse a distancia con otros que contasen con el mismo equipo usando las líneas telefónicas.
La situación se complico cuando a principios de los años ochenta surgió la micro computadora como una herramienta masiva para las empresas pequeñas y medianas. En las empresas grandes se pensó en utilizarlas con un propósito doble: herramienta de cálculo sofisticada personal y sustituyendo a las terminales con las que enviaban y extraían datos de su computador central. Nace así el principio de la informática distribuida.
Desde un principio se vio que para responder a las necesidades de los usuarios, estos debían poder comunicarse a distancia con otros que contasen con el mismo equipo usando las líneas telefónicas.
La situación se complico cuando a principios de los años ochenta surgió la micro computadora como una herramienta masiva para las empresas pequeñas y medianas. En las empresas grandes se pensó en utilizarlas con un propósito doble: herramienta de cálculo sofisticada personal y sustituyendo a las terminales con las que enviaban y extraían datos de su computador central. Nace así el principio de la informática distribuida.
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